¿Querés hacer tu propia muzzarella casera sin gastar de más? Esta receta es económica, rinde un montón y se prepara con ingredientes simples que seguro tenés en casa.
Queda firme, se derrite perfectamente y es ideal para pizzas, tostados o lo que se te ocurra.

Además, no necesita fermentación ni procesos complicados.
Ingredientes
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1 litro de leche entera
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200 g de crema de leche o 4 cucharadas colmadas de leche en polvo
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2 cucharadas de maicena (fécula de maíz)
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1 cucharadita de sal
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100 a 150 g de muzzarella rallada
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(Opcional) 1 cucharada de manteca para mejorar brillo y textura
Preparación
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En una olla mediana y con todo en frío, colocá la leche, la crema o la leche en polvo, la maicena, la sal y la manteca si decidís usarla. Mezclá bien con batidor de mano hasta que no haya grumos.
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Llevá la olla a fuego medio y comenzá a revolver sin parar, preferentemente con cuchara de madera o espátula de silicona. Es importante que no dejes de mezclar para evitar que se pegue al fondo.
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Cuando notes que la mezcla empieza a tomar cuerpo y espesar un poco (sin hervir), agregá la muzzarella rallada de a poco.
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Continuá revolviendo hasta que todo el queso se haya derretido completamente y la mezcla tome una consistencia espesa, como una polenta suave y cremosa.
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Volcá la preparación caliente en un tupper o molde rectangular. Nivelá la superficie con una espátula o cuchara para que quede pareja.
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Dejá enfriar a temperatura ambiente, luego llevá a la heladera durante 2 a 3 horas hasta que esté bien firme.
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Una vez fría y compacta, desmoldá con cuidado. Ya tenés tu muzzarella casera lista para cortar, rallar o derretir.
Tips y consejos:
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Si usás leche en polvo en lugar de crema, asegurate de disolverla bien para que no queden grumos.
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La cantidad de muzzarella que agregues depende de cuán intenso querés el sabor: con 100 g queda suave, con 150 g queda más sabrosa y elástica.
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Podés condimentar la mezcla con una pizca de ajo en polvo, orégano o nuez moscada para darle un toque especial.
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Se puede conservar en la heladera hasta por 5 días, bien tapada. También se puede freezar.
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Esta muzza es perfecta para rallar, gratinar o cortar en fetas. Se derrite bien al calentarla y estira como la tradicional.
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Si querés una versión más firme (tipo queso de máquina), usá 3 cucharadas de maicena en lugar de 2.
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Para un molde más alto y compacto, usá una budinera o una caja de cartón forrada con film.
Una receta ideal para quienes buscan ahorrar sin resignar sabor ni textura.
¡Probala y sorprendete con lo fácil que es hacer tu propia muzza en casa!
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