El ejercicio de 1 minuto al día que puede ayudarte a mantener una mente más clara

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¿Alguna vez te quedaste con “la palabra en la punta de la lengua”?
¿Entraste a una habitación y olvidaste qué ibas a hacer?

 

No siempre es “la edad”. Muchas veces es una señal de que tu cerebro necesita más movimiento, oxígeno y estímulo.

Según el neurólogo japonés Dr. Masaru Fujita, que lleva más de 30 años trabajando con adultos mayores, no siempre se necesitan aparatos caros ni rutinas complicadas. A veces, un solo minuto al día, bien aprovechado, puede marcar una diferencia en tu memoria, equilibrio y claridad mental.

En este artículo vas a descubrir una rutina sencilla de 1 minuto que combina movimientos de lengua, orejas, dedos de los pies y cuello, junto con tres secretos que potencian los resultados.


La verdad sobre la pérdida de memoria: no aparece de golpe

Mucha gente cree que la pérdida de memoria llega de un día para otro, pero en realidad suele ser un proceso lento y silencioso.

Señales tempranas que solemos ignorar

  • Te cuesta encontrar palabras sencillas.

  • Olvidas por qué entraste a una habitación.

  • Pierdes el hilo de una conversación.

  • Sientes la mente “espesa”, lenta o nublada.

Muchas veces lo atribuimos al estrés, al cansancio o al paso del tiempo. Sin embargo, son pequeñas alarmas de que el cerebro necesita más circulación, más movimiento y más conexión con el cuerpo.

La buena noticia: hay formas simples de reactivarlo desde la lengua, las orejas, los pies y el cuello.


El método del minuto: cuatro ejercicios que despiertan el cerebro

El Dr. Fujita propone cuatro ejercicios suaves centrados en zonas clave:

  • Lengua

  • Orejas

  • Dedos de los pies

  • Cuello

Cada una de estas zonas está conectada con áreas del cerebro que participan en la memoria, el lenguaje, el equilibrio y la atención.

La clave no es la fuerza, sino la atención consciente.


1. Ejercicio de la lengua: como masajear el cerebro desde adentro

La lengua está llena de terminaciones nerviosas y musculatura fina. Su control está ligado a áreas cerebrales relacionadas con:

  • Lenguaje

  • Memoria verbal

  • Equilibrio y coordinación

 

Cuando la lengua está rígida o poco usada, también se resiente la fluidez del pensamiento.

Beneficios que se han observado

  • Mayor facilidad para encontrar palabras.

  • Habla más clara y fluida.

  • Sensación de mente más despierta.

  • Mejor articulación al conversar.

Cómo hacer el ejercicio de la lengua (30 segundos)

  1. Siéntate con la espalda recta y los hombros relajados.

  2. Abre ligeramente la boca y saca la lengua todo lo que puedas sin forzar. Mantén 5 segundos.

  3. Lleva la lengua hacia la derecha, como si quisieras tocar la mejilla por dentro. Mantén 5 segundos.

  4. Lleva la lengua hacia la izquierda. Mantén otros 5 segundos.

  5. Presiona la lengua contra el paladar superior, como si empujaras el techo de la boca. Mantén 5 segundos.

  6. Haz círculos con la lengua dentro de la boca: 5 hacia un lado y 5 hacia el otro.

Puedes realizar esta mini rutina una o dos veces al día. No lleva más de medio minuto cada vez.


2. Masaje en las orejas: activando equilibrio y claridad mental

Las orejas están conectadas con el sistema vestibular, responsable de:

  • Equilibrio

  • Orientación en el espacio

  • Estado de alerta

Estimularlas suavemente ayuda a “despertar” al cerebro.

 

Posibles beneficios del masaje en las orejas

  • Mejor equilibrio y coordinación.

  • Menos mareos o sensación de inestabilidad.

  • Mayor claridad mental.

  • Mejor reacción ante movimientos bruscos.

  • En algunos casos, ligera mejora de la audición en personas mayores.

Cómo hacer el masaje en las orejas (30 segundos)

  1. Siéntate con la espalda recta en un lugar tranquilo.

  2. Sujeta ambas orejas con las manos: pulgar detrás, índice delante.

  3. Tira suavemente las orejas hacia arriba durante 5 segundos.

  4. Luego tira suavemente hacia los lados otros 5 segundos.

  5. Después tira hacia abajo durante 5 segundos.

  6. Finaliza con pequeños movimientos circulares alrededor de cada oreja durante unos 15 segundos.

Es normal sentir:

  • Calor en las orejas.

  • Cosquilleo detrás de la cabeza.

  • Ganas de bostezar.

Todo eso indica que el cuerpo está reaccionando a la estimulación.


3. Movimiento de los dedos de los pies: despertar el cerebelo y la memoria

Los dedos de los pies suelen ser una zona olvidada. En muchas personas mayores, el cerebro casi deja de “prestarles atención” porque ya no se mueven de forma consciente

Sin embargo, los pies están conectados con el cerebelo, una estructura que participa en:

  • Equilibrio

  • Coordinación

  • Atención

  • Memoria de trabajo

Qué puede mejorar con este ejercicio

  • Estabilidad al caminar.

  • Sensación de caminar con más seguridad.

  • Menos miedo a tropezarse.

  • Mayor sensación de conexión entre cuerpo y mente.

Cómo hacer el ejercicio con los dedos de los pies (30 segundos)

  1. Siéntate en una silla firme, con la espalda recta y los pies descalzos sobre el suelo.

  2. Levanta los dedos de ambos pies al mismo tiempo, sin despegar los talones. Mantén 5 segundos

  3. Baja los dedos y presiona el suelo con las puntas, como si quisieras agarrarlo. Mantén 5 segundos.

  4. “Masajea” el suelo con las yemas de los dedos, moviéndolos suave hacia adelante y atrás durante 10 segundos.

  5. Abre y cierra los dedos como si fueran una flor que se abre y se cierra durante otros 10 segundos.

 

Es frecuente sentir calor en los pies o una especie de “descarga” en las piernas. Esto indica que la conexión pies–cerebro se está reactivando.


4. Movimientos suaves del cuello: liberando la autopista hacia el cerebro

El cuello es como una autopista de sangre y nervios hacia el cerebro. Cuando los músculos cervicales están tensos, pueden comprimir:

  • Arterias que llevan sangre al cerebro.

  • Nervios que participan en el equilibrio.

El resultado: mente pesada, dificultad para concentrarse y, en algunos casos, mareos.

Beneficios de desbloquear el cuello

  • Mayor claridad mental.

  • Menos sensación de “cabeza cargada”.

  • Menos mareos relacionados con la tensión cervical.

  • Sensación de alivio y ligereza en la cabeza.

Cómo hacer el ejercicio de cuello (30 segundos)

  1. Siéntate con la espalda recta y hombros relajados.

  2. Gira la cabeza suavemente hacia la derecha hasta donde sea cómodo, sin forzar.

  3. Vuelve al centro y repite hacia la izquierda.

  4. Eleva la cabeza lentamente, como si quisieras mirar el cielo.

  5. Luego baja la cabeza suavemente, llevando el mentón al pecho.

Todo el movimiento debe ser lento, suave y sin dolor.
Si hay artrosis u otros problemas cervicales, se hace con un rango muy pequeño, incluso solo unos pocos grados.


Tres secretos que potencian estos ejercicios

El Dr. Fujita explica que estos ejercicios son como semillas. Para que den mejores resultados, recomienda tres hábitos simples

1. Bebe un vaso de agua antes de empezar

El cerebro es mayoritariamente agua. Una deshidratación, aunque sea leve, puede:

  • Hacer más lentas las neuronas.

  • Reducir la claridad mental.

  • Volver más torpe la circulación cerebral.

Recomendación:
Toma un vaso de agua natural, a temperatura ambiente, unos 5 minutos antes de tu rutina.
En adultos mayores, que muchas veces no sienten tanta sed, esto es especialmente importante.


2. Respira con conciencia durante los movimientos

No se trata solo de mover el cuerpo: se trata también de oxigenar el cerebro.

  • Inhala por la nariz, lenta y profundamente.

  • Exhala por la boca, suavemente, como si soplaras una vela sin apagarla del todo.

Esto activa el sistema nervioso parasimpático, que:

  • Relaja el cuerpo.

  • Disminuye la ansiedad.

  • Lleva más oxígeno al cerebro.

Con una buena respiración, zonas como el lóbulo frontal (concentración) y el hipocampo (memoria) responden mejor. Es como abrir una ventana en una habitación cerrada

3. Acompaña la rutina con música suave

La música adecuada transforma la rutina en un pequeño ritual de bienestar.

  • Elige melodías suaves: piano, guitarra, sonidos de naturaleza.

  • Evita canciones con letras fuertes o muy estimulantes.

La música activa áreas cerebrales ligadas al placer y la motivación. El cerebro empieza a asociar la rutina con una sensación placentera, y así es más fácil mantener el hábito en el tiempo.


Tres errores que pueden frenar tu progreso

Para que este minuto al día realmente ayude, conviene evitar estos errores frecuentes:

1. Hacer los ejercicios con prisa

Hacerlos rápido “para quitárselos de encima” envía al cuerpo un mensaje de estrés.
Estos ejercicios están pensados para hacerse con calma y atención, no para marcar un récord.

2. Forzar hasta sentir dolor

No aplica aquí la idea de “si duele, funciona”.
Si aparece dolor, tu cuerpo te está diciendo que algo no está bien: hay que aflojar, acortar el movimiento o parar.

3. Falta de constancia

Hacerlos una sola vez y olvidarse no genera cambios.
El cerebro ama la repetición. Es mejor un minuto al día, todos los días, que una hora una vez al mes.


La rutina integrada de 1 minuto: la “orquesta” del cerebro

Para quienes se abruman con muchos pasos, el Dr. Fujita propone una versión integrada de solo 1 minuto, en la que se combinan los ejercicios:

  1. Siéntate cómodo, bebe un poco de agua y pon música suave.

  2. Mientras levantas y bajas los dedos de los pies, gira lentamente el cuello de lado a lado.

  3. Luego, mientras abres y cierras los dedos de los pies, mueve el cuello de arriba hacia abajo (mirar al techo y luego al pecho, sin forzar).

  4. Después, saca la lengua suavemente y estira las orejas hacia arriba.

  5. Mueve la lengua de un lado a otro mientras tiras suavemente de las orejas hacia los lados.

  6. Presiona la lengua contra el paladar mientras tiras de las orejas hacia abajo.

  7. Termina girando la lengua dentro de la boca mientras masajeas las orejas con movimientos circulares suaves.

Todo esto se realiza:

  • Sin apuro.

  • Con respiración profunda.

  • Con la atención puesta en las sensaciones del cuerpo.

En total, alrededor de un minuto.


Cómo convertir este minuto en un hábito diario

Para que la rutina funcione de verdad, hay que integrarla a la vida cotidiana. Algunas ideas:

  • Hacerla después de cepillarte los dientes.

  • Practicarla al despertar, antes de levantarte de la cama.

  • Realizarla antes de dormir como parte de tu ritual nocturno.

  • Hacerla sentado mientras miras televisión, pero manteniendo la atención en el cuerpo.

Lo esencial es la constancia diaria, no la perfección.


Nunca es tarde para darle agua fresca a tu “jardín mental”

Muchas personas creen que, después de cierta edad, la memoria solo puede empeorar. La experiencia clínica del Dr. Fujita muestra otra cosa: cuando el cuerpo se mueve con suavidad, el cuello se libera, los pies “despiertan”, la lengua se activa y las orejas se estimulan, el cerebro aún responde

 

Puede que no vuelvas a tener la memoria de los 20 años, pero sí puedes:

  • Sentir la mente más clara.

  • Seguir mejor las conversaciones.

  • Caminar con más seguridad.

  • Disfrutar con más presencia de tu día a día.

Imagina tu cerebro como un jardín. Aunque haya estado seco y descuidado, cada pequeño movimiento, cada respiración consciente y cada masaje es como echarle agua fresca.
Con paciencia y constancia, tarde o temprano, vuelve a florecer.

 


Comparte tu experiencia

Si ya estás haciendo alguno de estos movimientos, o si decides comenzar hoy, puedes dejar tu experiencia en los comentarios.
A veces, leer el progreso de otras personas también nos anima a seguir.

Y si conoces a un adulto mayor que podría beneficiarse de esta información, comparte este artículo con él o ella. Un minuto al día puede convertirse en un gesto de cuidado muy poderoso.

Aviso importante (disclaimer)

Este artículo tiene fines educativos e informativos y no sustituye en ningún caso la evaluación, diagnóstico ni tratamiento de un profesional de la  salud.

Los ejercicios aquí descritos son de carácter general y pueden no ser adecuados para todas las personas.
Si padeces enfermedades neurológicas, vértigos intensos, problemas cervicales, dolores crónicos, dificultades de movilidad, o cualquier condición médica, consulta siempre con tu médico o fisioterapeuta antes de iniciar una rutina de ejercicios, aunque parezca simple.

Nunca suspendas ni modifiques un tratamiento médico sin la orientación de un profesional de la salud.

 

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