RODILLAS SANAS:

Remedios Naturales 3 Visitas

Ingredientes:

 

  • 1 taza de piña natural (contiene bromelaina, una enzima con propiedades antiinflamatorias).
  • 1 cucharadita de  cúrcuma en polvo (potente antiinflamatorio natural).
  • 1 pizca de pimienta negra (mejora la absorción de la cúrcuma).
  • 1 puñado de espinacas frescas (aportan magnesio y antioxidantes).
  • 1 cucharada de semillas de chía molidas (fuente de omega-3).
  • 200 ml de agua o leche vegetal sin azúcar.

 

Preparación:

  • Introduce todos los ingredientes en una licuadora.
  • Procesa hasta obtener una textura homogénea y suave.

Consume inmediatamente para aprovechar al máximo los nutrientes.

Indicaciones de Uso:

Puedes tomar este  batido 3-4 veces por semana como parte de tu desayuno o merienda. No sustituye una comida principal, sino que la complementa. Es una forma deliciosa de incorporar compuestos antiinflamatorios a tu dieta de forma constante.

Receta 2: «Rutina de Fortalecimiento de Bajo Impacto»
Esta secuencia de ejercicios está diseñada para fortalecer los músculos protectores de la rodilla sin forzar la articulación.

Ejercicios:

Sentadillas en Silla: Siéntate y levántate de una silla de manera controlada, 10-12 repeticiones.

Elevaciones de Piernas Estiradas: Sentado o tumbado, eleva una pierna recta y mantén 5 segundos. 8-10 repeticiones por pierna.

 

Puente de Glúteos: Tumbado boca arriba con las rodillas flexionadas, eleva la cadera y mantén 5 segundos. 10-12 repeticiones.

 

 

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Indicaciones de Uso Adecuado:
Realiza esta rutina cada dos días. Los movimientos deben ser lentos y controlados, sin rebotes. Es crucial no forzar y evitar cualquier ejercicio que provoque dolor. El objetivo es la consistencia, no la intensidad. Realizar estos ejercicios con la técnica correcta fortalece el cuádriceps y los glúteos, lo que ayuda a descargar presión de la rodilla afectada

Precaución fundamental: Estas recomendaciones son complementos al  tratamiento médico, no lo sustituyen. Es imprescindible consultar con un traumatólogo, reumatólogo o fisioterapeuta para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado, que puede incluir medicación, fisioterapia guiada u otras intervenciones. La automedicación y la realización de ejercicios sin supervisión profesional pueden agravar la condición.

 
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