Señor Jesús, hoy, en estos tiempos de incertidumbre, por la peste que nos azota y llama a ser humildes, vienen a mi mente éstas palabras de la Biblia: «Hijo, en tu enfermedad, no seas negligente, sino ruega al Señor, que Él te curará. Aparta las faltas, endereza tus manos, y de todo pecado purifica el corazón (Eclesiástico 38,9-10). Ayúdame, Dios mío, a permitir que el Padre me purifique, a hacer mi parte, a vivir en gracia, confiando siempre en su infinito Amor, que nos volvamos a Ti, especialmente, los que están padeciendo este mal, y juntos hagamos nuestra parte por construir la civilización del Amor. Haznos instrumento de tu Amor y de tu paz. Amén. DIOS TE BENDIGA.
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